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vida nocturna en Madrid

Vida nocturna en Madrid, vicio y mucha fiesta

Hace ya muchas décadas que Madrid se ganó una merecida fama de ciudad hecha para el placer, la fiesta, el vicio y la vida nocturna. Por mucho que algunos, llevados por la melancolía, se empeñen, la vida nocturna de Madrid no nació con la famosísima Movida, aquel movimiento contracultural, desenfadado y un poco provocador que, en los primeros años de la Transición, se adueñó en la capital de las salas de fiestas, bares de copas, discotecas, emisoras de radios, fanzines, etc. No: a la vida nocturna madrileña no la parió la Movida; la vida nocturna de Madrid ya existía antes. Quizás existió siempre.

Como en todas las grandes capitales del mundo, en Madrid la vida ni se detenía ni se detiene cuando el sol se esconde allá por tierras portuguesas. Al contrario: cuando el sol se va, la vida madrileña parece volverse efervescente. Eso ya sucedía, por ejemplo, a principios del siglo pasado. Hay novelas que hablan de ello. Y pinturas. Salvador Dalí, por ejemplo, realizó algunos dibujos en los que intentaba plasmar a principios de la década de los veinte el ambiente de las tabernas, cafés y bares de moda que, en aquella época, hacían borbotear la vida nocturna de Madrid.

Ese animado ambiente nocturno de la ciudad siguió durante los años de la Segunda República y, aunque pueda parecer lo contrario, también durante la Dictadura franquista. Y es que los bares y garitos de Madrid no abrían en las noches de los cincuenta única y exclusivamente para que Ava Gardner aumentara su mito de bebedora fiestera y devorahombres, no. Los bares y garitos de Madrid abrían para un amplio número de personas que convertían las noches de Madrid en el espumillón colorido y lúdico que huía de la grisura del franquismo. En la noche madrileña se mezclaban señoritos y flamencos, artistas consagrados y aspirantes a artistas, empresarios enriquecidos por el estraperlo y amantes con medias de cristal y pisito de mantenidas. Nada mejor que la noche madrileña de aquellos tiempos para comprobar cómo, en tiempos de catequesis obligatoria y Cuaresma casi perpetua, la gente busca sus propios espacios para hacer un disimulado corte de mangas a quienes pretenden decirle cómo y cuándo se pueden divertir.

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La Movida dio a la noche madrileña un aire punk, gamberro y contracultural y la convirtió en centro de referencia para las noches de muchas ciudades. Los aires de Londres y Amsterdam barrían la vida nocturna madrileña y la Movida se convertía en algo parecido a un ventarrón de libertad que se llevaba las últimas cenizas del franquismo y que convertía a Madrid en centro de referencia de la vida nocturna de todo el país. Hay quien dice que todo aquel vendaval de la Movida fue sólo una moda y que, después de aquel ventarrón, todo volvió a ser igual que antes en la noche madrileña. Que regresó lo castizo, vamos. Y afirmar eso es pecar de injusticia con la maravillosa versatilidad y variedad de la vida nocturna madrileña.

Y es que si a Madrid se la llama "Capital Europea de la Noche" no es por capricho. Hablar de la vida nocturna de Madrid es hablar de un abanico interminable de ofertas de ocio repartidos por un puñado de barrios cuya fama trasciende los límites de la propia capital española. Nombres como Malasaña, Chueca, La Latina o Princesa se han convertido en puntos de visita ineludible para todos aquéllos que deseen conocer la vida nocturna de Madrid.

La vida nocturna de Madrid tiene una oferta de ocio hecha para satisfacer las necesidades de todo tipo de personas que deseen disfrutar de la noche de la capital española.

Aquellos que quieran buscar los últimos ecos de lo que fue la Movida y pasearse por el territorio natural de aquel movimiento debe pasearse por las calles de Malasaña. En muchos locales de Malasaña sigue imperando la estética ochentera. Disco-pubs como La Vía Láctea, el Penta o TupperWare o el museo-bar Madrid Me Mata, coctelerías, terrazas y locales musicales con aspiraciones underground y en los que suenan una y otra vez temas históricos de la música rock, punk o indie-pop convierten a Malasaña en un barrio imprescindible para gozar de la vida nocturna madrileña.

Quienes deseen encontrar un buen surtido de restaurantes y bares de tapas pueden, por ejemplo, dejarse caer por La Latina. Allí encontrarán el castizo Casa Lucio y sus famosos huevos estrellados pero también un buen puñado de restaurantes y un sinfín de bares de tapas diseminados por las plazas de la Cebada o de la Paja o por calles como las de la Cava Alta, la Cava Baja, Toledo, Calatrava o Humilladero, entre otras. La Latina es el barrio del famoso teatro que lleva su nombre, del Berlín Cabaret y de un tablao flamenco con el prestigio y la fama del Corral de la Morería.

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Junto a Malasaña y La Latina, Princesa es una de las zonas más activas de la ya de por sí activa vida nocturna de Madrid. ¿Por qué? Porque en ella hay muchos colegios mayores y muchas residencias universitarias. Es decir: porque es una zona en la que viven muchos jóvenes. Y esos jóvenes nutren de vitalidad los centros de ocio nocturno de Princesa. En Princesa se divierten por la noche muchos jóvenes madrileños, que pueden cenar en cualquiera de los múltiples bares, tabernas y cadenas de comida rápida de la zona, y acabar la noche moviendo el esqueleto en la gran discoteca Sala Marco Aldany (ideal para los amantes del house) o en sus sucursales Pirandello I y Pirandello II, que llegada la noche se convierten en hormigueros de jóvenes que quieren disfrutar de la vida nocturna de Madrid. Junto a ellos, lugares como La Sal, Cats, Mamá no lo sabe, La Dama o T.N.T., lugares donde se pueden escuchar músicas que van desde el house al rock, al heavy o al punk y que insuflan vida nocturna a la zona de Princesa.

Si Princesa es la zona tradicionalmente asociada al ocio nocturno de buena parte de la juventud madrileña, Chueca es el nombre que, de un tiempo a esta parte, se ha asociado al ambiente gay y lésbico. Dance-clubs, terrazas relajadas como las del Hotel Room Mate Óscar o las del Mercado de San Antón, locales de copas... la oferta de ocio nocturno de Chueca es amplísima como lo es la del llamado Madrid de las Letras, es decir, el de aquella zona en la que en su tiempo vivieron autores de la talla de Cervantes, Quevedo, Góngora o Lope de Vega, entre otros. Allá es muy probable que encuentres a chicas jóvenes dispuestas a pasar un buen rato de sexo.

El Madrid de las Letras es una zona en la que aún abundan tabernas y fondas y en la que es muy agradable "nocturnear". El hecho de que la mayor parte de sus calles sean peatonales convierten a esta zona de Madrid en una zona ideal para pasear y disfrutar de la amplia oferta musical de sus locales. En lugares como Café Central, Fídula, Populart, Cardamomo o Carbones 13 se pueden degustar excelentes sesiones de jazz, blues, soul, flamenco o músicas más cercanas al pop estándar. Es fácil ver mujeres sofisticadas por estos lares con las que entablar una buena conversación.

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Como ves, la vida nocturna en Madrid puede perfectamente no tener fin. Y es que la vida nocturna madrileña no termina en esos barrios. El de Salamanca, por ejemplo, ofrece elegancia y sofisticación. En la discoteca Serrano 41 o en el disco-bar The Office, por ejemplo, puede disfrutarse de música house, funky o pop en el selecto ambiente del barrio más selecto de Madrid. Contrastando con él, y sirviendo de símbolo de cómo el ambiente nocturno de Madrid puede ser variado, se encuentra el barrio de Lavapiés. Multicultural y multiétnico, Lavapiés es el barrio ideal para regalarse una cena con sabores exóticos llegados del Líbano, de Marruecos, de Egipto, de Siria, de la India, del Senegal...

Como ves, oportunidades para disfrutar de la vida nocturna de Madrid no te faltan. Por eso no te consentimos que te aburras en la noche de Madrid. No lo dudes, la noche es larga y la lista de contactos en Madrid que puedes hacer es muy larga.