¿Se pueden combinar prácticas mortuorias del Antiguo Egipto con juegos propios del universo BDSM? Sí: mediante la práctica de la momificación.
Esta práctica bedesemera tiene dos objetivos fundamentales. El primero es el de privar de los sentidos a la parte sumisa del juego. El segundo, conseguir su inmovilidad total y que el sumiso experimente una sensación de tiempo detenido.
Como toda práctica de este tipo, la momificación BDSM debe ser realizada con el consentimiento de la parte sumisa. Ella debe dar el sí y ella debe poder reservarse la posibilidad de poner fin al juego en el momento que lo desee. Después de todo, esta práctica puede resultar angustiosa.
Para evitar en la medida de lo posible la aparición de esa sensación de ansiedad se debe fijar previamente el tiempo de duración de la práctica. Para ello es necesario haber tenido antes una experiencia con este juego. Solo así se puede saber cuánto tiempo se puede resistir como una momia. Es natural o, cuanto menos, muy factible, que un novato pueda experimentar rápidamente un ataque de pánico.
En cualquier caso, cuando se ha practicado pocas veces la momificación del BDSM se aconseja dejar libre la boca del sumiso para que éste pueda expresarse.
Hay maneras muy variadas de llevar a la práctica estos juegos BDSM. Una de ellas es utilizar el papel de film. Este material suele ser muy utilizado en este tipo de prácticas. ¿El motivo? Es barato.
Este tipo de papel para envolver alimentos tiene un hándicap: al ser transparente, resta atractivo al juego. Para que éste no pierda demasiado glamour se recomienda utilizar plásticos de colores.
Una manera de incrementar el punch estético de una práctica de momificación es utilizar para llevarla a cabo vendajes de paño o de látex. Colocados, se van uniendo unos a otros con cinta adhesiva.
También son útiles, para llevar a la práctica este tipo de juego, utilizar 'vacuum beds' o camas de vacío. Las camas de vacio son una especie de sacos de látex que sirven para inmovilizar al sumiso garantizando su capacidad de respirar. Las 'vacuum beds' tienen un tubo que permiten al sumiso momificado inhalar aire del exterior.
Las prácticas BDSM se fundamentan en su inmensa mayoría en la realización de una serie de pasos que deben ser dados en un orden determinado. La momificación no es una excepción.
Para iniciar este tipo de juego lo primero que hay que hacer es envolver por separado brazos, manos, torso y piernas. Actuando así se incrementa la sensación de aislamiento del sumiso.
El cómo se colocarán los brazos es una de las respuestas fundamentales que deben hacerse al realizar esta práctica.
Básicamente, hay dos maneras de colocar los brazos de una momia BDSM: o con los brazos paralelos al cuerpo, estirados, o cruzados en forma de aspa sobre el pecho. No tiene demasiado sentido colocar los brazos de otro modo y, además, se podría provocar, en caso de hacerlo, algún tipo de lesión.
Una vez colocados los brazos en la postura escogida y tras realizar ese envolvimiento por separado del que hemos hablado anteriormente, la parte Dominante ya puede empezar a envolver al sumiso desde los hombros y el torso hasta los pies.
Al realizar el vendaje total del cuerpo se recomienda colocar algún tipo de acolchado entre las rodillas y los tobillos del sumiso para que éste se sienta más cómodo.
La forma más sencilla de realizar todo esto es manteniendo al sumiso de pie. Quien lo haga de ese modo deberá contar con la ayuda de una tercera persona para, una vez momificado el sumiso, poder colocarlo en posición horizontal.
La presencia de una tercera persona también sirve para incrementar la seguridad durante este juego.
Para redondear este juego, la parte Dominante debe tapar los oídos y vendar los ojos de la parte sumisa. Eso sí: al realizar la momificación se deben dejar abiertos o bien los orificios nasales o bien la boca del sumiso para, así, garantizar la respiración.
Toda práctica BDSM debe realizarse extremando al máximo las medidas de seguridad. La momificación erótica, por supuesto, también. Para ello hay que tener en cuenta una serie de consejos.
El primero es el de realizar el vendaje del tórax cuando el sumiso inspira profundamente. Esto facilitará posteriormente la respiración de 'la momia' y reducirá las posibilidades de que ésta pueda sentir asfixia o ansiedad.
Algunos bedesemeros optan por dejar al aire tanto los genitales como los pezones de la persona sumisa. ¿Por qué? Porque así se reservan la posibilidad de torturar a su sumiso.
Otros practicantes de este juego optan por atar a la momia a una tabla o madera. Con ello incrementan la sensación de inmovilidad del sumiso y, de paso, aumentan su sensación de dominio.
Aunque este juego sexual es una práctica que debe realizarse con calma y sin prisas, se recomienda que el tiempo de inmovilización no exceda en el caso de los principiantes de los 15 minutos.
Otra de las medidas de seguridad a tener en cuenta al realizar este tipo de prácticas bondage es realizarlas teniendo a mano unas tijeras. Las tijeras deben ser, obviamente, de punta roma.
Otro aspecto a tener en cuenta es el de la comunicación. Como en toda práctica de Bondage, la comunicación entre las dos partes participantes en la misma debe ser continua y directa. La parte Dominante debe saber en todo momento cómo se siente la parte sumisa y ésta debe poder expresarse con claridad.
La momificación provoca habitualmente un exceso de sudoración en la parte sumisa. Por eso es necesario dar de beber a la misma de forma frecuente. Con ello se evita una posible deshidratación y se favorece que la persona se sienta a gusto y pueda aguantar más tiempo inmovilizada.
Algo que hay que tener también en cuenta cuando se practica es la temperatura ambiente. Hay que evitar realizar esta práctica en días de mucho calor.
Si la persona inmovilizada sufre un ataque de pánico lo primero que hay que hacer es destaparle los ojos. Al poder ver lo que hay a su alrededor, lo más probable es que la angustia y la ansiedad decaigan y la persona pueda sentirse más cómoda y relajada.
Finalmente, si se quiere momificar de una forma segura a un sumiso hay que tener en cuenta un consejo que suele darse en muchas prácticas Bondage. Ese consejo es el siguiente: no dejar sola a la persona inmovilizada/momificada.
Una vez concluido el juego, se recomienda tener a mano una sábana o una manta para envolver al sumiso. Es muy probable que éste, al ser liberado del plástico, sienta frío.
Teniendo en cuenta todos estos consejos, podemos realizarla de una forma segura y muy gratificante.
Al igual que sucede con otras prácticas propias del Bondage, la momificación es considerada por muchas personas una parafilia.
Según la Real Academia Española (RAE), una parafilia es una desviación de carácter sexual, una conducta íntima en la que se obtinee el placer mediante una actividad diferente a la relación sexual en sí misma.
En algunos casos, una parafilia puede llegar a convertirse en lo que se conoce como trastorno parafílico. El trastorno parafílico se define como parafilias que causan angustia o problemas de funcionamiento en la persona afectada.
Para que la parafilia no sea considerada un trastorno deben darse tres condiciones:
Cumpliéndose estos tres condicionantes, la momificación puede ser considerada una práctica sexual 'curiosa' o diferente a las prácticas sexuales más habituales, pero no una parafilia insana o un trastorno parafílico, simplemente un juego más de Bondage.