Limitar el sexo es renunciar a gran parte de sus placeres. Del mismo modo que quedarse en la postura del misionero a la hora de tener relaciones sexuales implica renunciar tontamente a múltiples sensaciones, reducir el espacio del mantenimiento de relaciones sexuales a la cama es algo así como reducir la gastronomía a comer bocadillos. Hay muchos espacios en los que poder gozar del sexo. Muchos. Y la ducha es, sin duda, uno de ellos.
El agua cayendo sobre los cuerpos desnudos de un hombre y una mujer que quieren disfrutar de su sexualidad es una fuente incuestionable de placer. Sentir caer el agua sobre nuestro cuerpo cuando follamos o, simplemente, cuando somos acariciados por una mujer a la que deseamos, da mucho placer. El sexo bajo la ducha combina una serie de factores que resultan muy excitantes tanto para el hombre como para la mujer. El de experimentar una especie de sentimiento de naturalidad animal es uno de ellos. El de sentir que estamos realizando algo diferente a lo habitual y, por tanto, algo fuera de la rutina, otro.
La rutina le sienta mal al sexo. Hace que se adormezca. Por eso es bueno buscar nuevas experiencias. La de practicar sexo bajo la ducha puede servirnos para buscar (y encontrar) nuevos estímulos. Follar o, simplemente, lamerse y acariciarse mientras el agua cae sobre nosotros es una práctica cargada de erotismo. Es excitante y, por tanto, algo que nos predispone para un orgasmo más intenso. Por eso son muchas las profesionales del sexo que incluyen la ducha erótica entre sus servicios. De hecho, la ducha erótica es un práctica ideal para iniciar una cita con una prostituta de lujo.
Y es que la combinación de la presión del agua, el vapor que surge de ella, los besos, los mordiscos y las caricias (especialmente si van destinadas a estimular las zonas erógenas) resulta altamente estimulante y una experiencia sensual cinco estrellas.
Las putas de lujo para ducha erótica, además, aportan a la ya sustancial excitación propia de esta experiencia su conocimiento de las técnicas y recursos más adecuados para conducirnos al clímax. Las escorts para ducha erótica son, en ese sentido, una garantía de placer y de sensualidad extrema.
En la mayor parte de las ocasiones, la ducha erótica se utiliza como una especie de precalentamiento para lo que después se realizará en el espacio más tradicional de la cama. Estar desnudos bajo el chorro de agua de la ducha sirve para ir conociendo mejor los cuerpos y, sobre todo, para estimularlos. Al acariciarse mutuamente, escort y cliente van conociendo las características del cuerpo de cada cual y van preparándose para el coito que, tarde o temprano, acabará por llegar.
Este servicio sexual, ofrecido por muchas lumis high class, sirve a la perfección como juego preliminar. La callgirl para ducha erótica enjabona la espalda de su cliente, sus brazos, el torso... Sin duda, las nalgas y los genitales del cliente son zonas que, finalmente y de manera irremediable, acaban siendo acariciadas por las manos de la escort.
Aunque el agua pueda ser concebida como un elemento refrescante, lo cierto es que bajo ella puede subir mucho la temperatura erótica. Tanto que, en ocasiones, se escoge el mismo espacio de la ducha para follar.
Lo habitual en este tipo de servicio erótico, sin embargo, es que la escort juegue con el agua y el jabón para excitar a su cliente y, de paso, para estimular su imaginación preparándolo para vivir el excitante momento de placer que, al final, ha de llegar. El masaje lento del cuerpo del cliente es, en definitiva, la base sobre la que se sustenta en la inmensa mayoría de las ocasiones el servicio de ducha erótica de una puta de lujo. Bajo el chorro del agua, acariciándose léntamente, lumi y cliente se convierten en un único cuerpo.
El sexo oral en la ducha, proporcionado, además, por una maestra de la felación, se vuelve especialmente excitante. Lamerse y chuparse mientras el agua está cayendo sobre los cuerpos desnudos de los amantes resulta muy placentero. Una mamada bajo el agua es lo más de lo más y hasta el beso negro se convierte en una práctica mucho más deseable. En cierto modo, el agua se lleva el tabú que siempre implica el lamer o el dejarse lamer el ano.
La ducha erótica no tiene por qué concluir en una apasionada sesión de sexo bajo la ducha, pero en ocasiones la excitación es tan grande que acaba siendo así. A la hora de follar en la ducha debemos tener en cuenta el factor riesgo. La pasión puede llevarnos a sufrir un siempre peligroso resbalón. Por eso hay que buscar en todo momento la postura idónea para tener sexo en la ducha, usar una alfombrilla antideslizante y tener a mano algún tipo de agarradero al que poder sujetarse en caso de urgencia.
Entre las prácticas más habituales para gozar del sexo en la ducha podemos destacar las siguientes: la penetración anal o vaginal con la chica inclinada sobre la pared o colocada a cuatro patas; el sexo oral (felación y cunnilingus), que podría llevarse hasta el final o ser concebido, única y exclusivamente, como un preliminar, y el coito sentados. Esta última posibilidad puede realizarse sentados en el suelo o, mucho más cómodo, contando con la ayuda de un taburete.
Algo que debe tener en cuenta quien quiera follar en la ducha es que se recomienda el uso de lubricantes. Y es que, aunque pueda parecer que el agua puede actuar como lubricante, no es así. Es más: el agua elimina buena parte de los fluidos vaginales naturales, por lo que, en caso de no usar lubricantes, es muy posible que la chica pueda sentir molestias durante el coito. Es por este motivo por el que se recomienda siempre utilizar lubricantes y, especialmente, de silicona. ¿Por qué? Porque tardan más en secarse.
Si no has disfrutado de la experiencia intensa y única de una ducha erótica, ahora puedes hacerlo. Como hemos indicado, son muchas las escorts de lujo de Madrid, Barcelona y otros rincones de España que incluyen la ducha sensual entre sus servicios. Disfrutar de ella solo depende de una llamada de teléfono. ¿Vas a hacerla?