Hablar de sexo es hablar de mil y una maneras de concebirlo y de divertirse con él. En este sentido, como cantaba alguien, contra gustos no hay disputas. Cada cual vivimos el sexo a nuestro modo y cada cual lo disfrutamos a nuestra manera. No en vano, cada uno tenemos nuestras propias fantasías y lo que nos pone cachondos a nosotros no tiene por qué poner necesariamente cachondos a los demás. Por eso hay prácticas sexuales que pueden ser vistas por muchas personas como algo sumamente extraño. Entre esas prácticas sexuales que no siempre son bien comprendidas por quienes no las practican figura el dogging.
¿Qué es el dogging? Básicamente, el follar con personas desconocidas en lugares apartados. Esos lugares suelen espacios públicos al aire libre y quienes follan no acostumbran a volverse a ver. Es decir: quedo contigo sin conocerte en un descampado, follamos y, después, si te he visto no me acuerdo. Si sentimentalismo alguno. Sin intentar establecer un lazo de amistad. Simplemente, follar por follar.
Los lugares habitualmente escogidos para gozar de esta práctica sexual acostumbran a ser playas, bosques, parques públicos, descampados cercanos a zonas urbanas o, incluso, áreas de descanso de autopistas y autovías.
En sus orígenes (que habría que establecerlos en Gran Bretaña) esta práctica sexual no consistía tanto en follar con desconocidos sino en reunirse para ver follar a otros. Rápidamente el concepto fue cambiando. Y es que, para qué engañarnos, ver follar a otros puede no estar mal, pero follar está muy bien. Y para que esté muy bien no se necesitan mezclar con el simple acto de follar sentimientos de ningún tipo.
El nombre de dogging proviene del término británico 'dog', es decir, perro. Y es que es la postura del perrito, muy seguramente, la que más se utiliza en estos encuentros. En castellano poco a poco se va imponiendo el témino cancaneo al hablar de esta práctica. Como en el caso británico, la palabra también hace referencia al perro (can) y, por tanto, a la postura más común en los encuentros para joder con desconocidos de manera casual y en lugares apartados. Por cierto, en castellano se le llama 'Cacaneo'.
Sobre la base de la absoluta falta de relaciones sentimentales o de amistad entre los participantes en el acto sexual se fundamenta el dogging. Sobre esta base y sobre una serie de normas. El follar con desconocidos no se puede realizar, claro, a la ligera.
A la persona que disfruta manteniendo relaciones sexuales con desconocidos en lugares apartados se le llama dogger. Entre los doggers, los hay solteros, los hay homosexuales, los hay heteros... Podemos decir, pues, que no existe un perfil concreto de dogger y que posiblemente hay tantos perfiles distintos como practicantes del cancaneo. Puede haber fanáticos de esta práctica y que la hayan convertido en el eje alrededor del cual gira su vida sexual y doggers que la practiquen solo de manera circunstancial.
El cancaneo suele practicarse en descampados o en coches aparcados en un lugar retirado. Habitualmente, el coche es el lugar elegido para mantener este tipo de relación sexual. Asociados a esta práctica existen una serie de códigos que deben ser conocidos por todas aquellas personas que deseen practicarla.
Así, cuando las luces del automóvil permanezcan en estado intermitente se está indicando a los demás que en ese coche se está follando. Por su parte, cuando la luz interior del vehículo permanece encendida, la señal tiene un significado claro: la pareja que está manteniendo relaciones sexuales dentro de él quiere ser observada mientras folla.
Si la ventanilla está medio abierta o abierta del todo, quienes gozan dentro del coche invitan a quienes les observan a tocarles. Ojo: solo a tocarles. Para invitar a quienes observan a entrar dentro del coche y participar de la fiesta la señal consiste en mantener completamente abierta la puerta del vehículo.
Como puede comprobarse, el dogging es una práctica sexual que, en ciertos aspectos, tiene puntos de contacto con el voyeurismo (el gozar de la observación de ver a los demás practicando sexo) o el exhibicionismo, consistente en gozar al ser observados mientras se practica sexo.
El desarrollo de internet y la aparición de redes sociales especializadas facilita enormemente a los amantes del citarse con un desconocido para follar el poder hacerlo. Hay páginas de internet dedicadas a esta práctica que sirven para contactar con otros doggers y citarse para gozar de un rato de sexo sin compromiso. Quienes entran y se registran en estas páginas web para dogging pueden indicar la función que desean desempeñar, si solamente mirar (es decir: actuar como voyeur o mirón) o si también desea participar de manera activa en los actos sexuales.
Según algunos estudios, en España hay dos ciudades que predominan sobre las demás en cuanto a la práctica del dogging. Como era previsible, esas dos ciudades son las dos grandes capitales del Estado: Madrid y Barcelona. Según esos mismos estudios, la edad de quienes participan en prácticas de cancaneo en España oscila entre los 17 años y los 70 y en ellas participan personas de cualquier clase social o profesión.
En España, con una amplia superficie de costa, son las playas, en muchas ocasiones, los lugares elegidos por quienes desean follar con desconocidos para hacerlo. En Madrid, el Parque del Retiro, junto al área del Templo de Debod o el mismísimo Paseo del Prado, son algunos de los lugares preferidos por los amantes del cancaneo. En Barcelona, por su parte, los lugares escogidos son la montaña de Montjuïc y la Carretera de les Aigües. En ocasiones, incluso, se ha realizado dogging en los jardines y plazas que están a los pies del templo de la Sagrada Familia.
Entre los consejos que pueden darse a la persona que desee mantener relaciones sexuales casuales con desconocidos en lugares apartados hay uno primordial: siempre, absolutamente siempre, las prácticas sexuales asociadas al dogging se deben realizar con condón. No hacerlo así implicar jugar irresponsablemente a la ruleta rusa con la posibilidad de contraer una enfermedad de transmisión sexual. Así, cancaneo y preservativo deben ir siempre de la mano.
El segundo consejo tiene que ver con la privacidad. Quien utilice las citadas webs para dogging no deben, en caso alguno, proporcionar ningún dato personal como puede ser su número de teléfono o su dirección. Ni lo debe hacer en la página ni debería hacerlo, tampoco, en las citas. No hay que olvidar que el cancaneo no es una forma de hacer amigos ni de encontrar pareja. Para eso ya existen otros tipos de webs y otro tipo de aplicaciones de citas. Proporcionar datos personales en circunstancias como las referidas aquí solo puede ocasionar problemas.
¿Te decides a practicar dogging? Si lo haces, ten en cuenta nuestros consejos. El cancaneo, al fin y al cabo, no deja de ser una práctica sexual de riesgo.