Quizás se ha hecho un falso mito con la serie de novelas y películas surgidas a raíz de 'Cincuenta sombras de Grey'. O quizás no. Quizás unas y otras, películas y novelas, han servido en verdad para despertar en la gente el interés por las prácticas BDSM (Bondage, Dominación/Sumisión y Sadomasoquismo). O quizás la serie Grey solo ha facilitado que aflore algo que ya existía y que la gente, por tabú, escondía. No importa. Lo que importa es que ese creciente interés por el BDSM está ahí. Lo confirman las ventas en los sex shops físicos y online. Cada vez hay más personas que compran látigos, paletas para azotar, suspensorios para testículos, jaulas para penes, material fetish, pinzas para pezones, etc. Y cada vez hay más parejas que buscan locales BDSM en los que iniciarse en estas prácticas o en los que compartir sus experiencias con otras personas o parejas.
El creciente interés por el sado, por ejemplo, se nota también en el número de usuarios de la prostitución que buscan una escort para sado que les inicie en los misterios de dichas prácticas. Ese creciente interés se refleja también en los directorios de prostitutas de lujo y en las agencias para citas sexuales. Pocas agencias de escorts carecen entre su plantilla de una chica especializada en los servicios de sado. Y cada vez son más las callgirls que ofrecen el sado entre sus servicios.
Pero, ojo: que ningún putero se llame a engaño. Habitualmente, una puta no es una Ama. No es una Dominatrix. No es una mujer que domine las técnicas del sadomasoquismo. Y para practicar éste de una manera segura deben dominarse las técnicas que se empleen durante la cita.
Del mismo modo que no acostumbra a ser una auténtica dominatrix, una puta para BDSM tampoco tiene por qué ser ni comportarse, una vez llegada la cita, como una sumisa absoluta. El servicio de sado ofrecido por una prostituta de lujo acostumbra a ser algo light. En la relación que putero y puta mantengan entrará en juego la atadura erótica. Y, muy probablemente, también el spanking o azote. Los cachetes en las nalgas son muy efectivos a la hora de subir la temperatura de un encuentro sexual. Raro que no se escape algún gritito cachondo cuando se propina o se recibe un cachete de ese tipo.
Pero el sado, hay que tenerlo presente, es mucho más que dejarse atar a la cama y recibir algún que otro cachete, algún latigazo o algún palazo con las nalgas. En el BDSM en general, y en el sadomasoquismo en particular, caben muchas prácticas, y las putas para sado no los ofrecen, normalmente, todos. Si buscas una cita con una puta prostituta para BDSM, asegúrate antes de qué está dispuesta a hacer y qué no. Si no lo haces puedes que te lleves un chasco. Todo dependerá de dónde estén tus expectativas y de lo que esperes de una cita así.
Quien busque experimentar con la electricidad (bien sea en los pezones, bien en los labios vaginales o en los testítulos y el pene) que no busque a una lumi para sado. Quien quiera experimentar con agujas o con cuchillos y realizar juegos de sangre propios del mundo BDSM, que tampoco lo haga. Ni siquiera los caballeros interesados en probar las sensaciones que se experimentan al sentir cera derretida sobre la piel desnuda deberían contactar con una chica de compañía para sado. No dudamos que hay auténticas maestras del BDSM que ejercen como prostitutas, pero no es lo habitual. Y no se anuncian como tal.
Las putas para sado acostumbran a especializarse en la escenificación de todo tipo de juegos de rol. En esos juegos, ellas adoptan habitualmente el rol Dominante. Pueden ser la profesora que castiga a un alumno atándolo a la cama y tapándole los ojos para después follárselo tras azotar suavemente su polla o mordisquear sus pezones. O pueden ser la vigilante de un campo de concentración que coloca a su detenido a cuatro patas para ejecutar el pegging (follárselo por el culo con un dildo o utilizar un plug anal o un vibrador para penetrarlo analmente) a modo de castigo. O puede, también, ser la secretaria que chantajea al jefe y lo rinde a sus pies convirtiéndolo en un sumiso entregado que va a aceptar de buenas ganas cachetes en el culo y pequeños latigazos.
Las trabajadoras sexuales para sado pueden ejecutar cualquiera de esos roles y convertir la cita en una intenso, provocativo y muy excitante juego BDSM. En sus manos, el sado light se convierte en puro juego y en un afrodisíaco más para dar intensidad a un polvo que, sin duda, resultará inolvidable para su cliente.
Rara vez, sin embargo, cuando una escort se ofrece para el servicio de sado lo hace perfilándose como esclava o sumisa. El BDSM, después de todo, es un compendio de prácticas que se fundamentan sobre el pacto y la confianza mutua entre las partes. El desconocimiento previo por parte de la trabajadora sexual de los gustos y, sobre todo, de la personalidad del cliente, impide que la lumi se pueda ofrecer de entrada como absoluta sumisa para una práctica sadomasoquista con un cliente al que todavía no conoce.
Es por eso por lo que los puteros pueden esperar lo que pueden esperar de una cita con una puta para BDSM, pero no más que eso. Que no esperen sado del duro. Que no esperen participar en experiencias intensamente sadomasoquistas. Quien busque vivir experiencias así debe buscarlas en otros círculos, no en el de la prestación de servicios sexuales por escorts de lujo.