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Club swingers

Clubs de intercambio o Swinger, sexo para los más atrevidos

Cerca de 20 millones de dólares. Eso es lo que, según algunos cálculos, mueve al año el nicho de mercado de los swingers, es decir: aquellas personas que, de una forma u otra, gustan de practicar el intercambio de parejas. Incluso se organizan paquetes organizados viajes y cruceros regidos por las normas swinger. Esto demuestra hasta qué punto el intercambio de parejas es una práctica que está cada vez más extendida en todo el mundo y, como no podía ser menos, en ciudades como Madrid o Barcelona.

El porqué de este incremento de los clubs de intercambio y de las actividades organizadas alrededor del intercambio de parejas no tiene una respuesta única e irrefutable. La principal de ellas, sin embargo, tiene que ver con el hecho de que los clubs de intercambio o clubs swinger posibilitan el que muchas personas acaben o, cuanto menos, tengan la posibilidad de convertir en realidad una fantasía erótica que, según demuestran muchas encuestas y muchos estudios, está enraizada en muchas personas: la de poder contemplar la escena en la que su pareja se entrega al placer erótico a alguien ajeno a la misma. Ésta, aunque no en exclusiva, es una de las cosas que puede hacerse en un club de intercambio de parejas, y eso, sin duda, juega a favor del éxito de estos locales presididos por la discreción y el respeto.

Otro de los motivos que juega a favor de los clubs de intercambio es que en ellos se pueden vivir experiencias que pueden ayudar a poner límite a un concepto que, estando instalado en la vida de pareja de muchas parejas, a menudo actúa como una termita que, de manera paciente, fuera royendo las bases de la misma. Ese concepto es el de rutina. Atrapadas en el hábito del día a día, muchas parejas se dejan vencer por la misma. Otras, sin embargo, buscan la manera de escapar a ella. Para algunas de esas parejas, basta la introducción de juguetes eróticos en la relación sexual para intentar paliar los efectos demoledores de la rutina. Otras, necesitadas de experiencias más fuertes buscan, por ejemplo, el tipo de experiencias que pueden vivirse en un club swinger para, con ellas, vencer a esa rutina e insuflar nuevas energías y nuevos aires a la relación.

Clubs de intercambio de parejas

Acudiendo a los clubs de intercambio, muchas parejas consiguen reinventar la relación y consiguen también, aparte de vencer la rutina, tres objetivos que suelen ser destacados por los amantes de los clubs swinger. El primero de esos objetivos es incrementar y fortalecer la confianza mutua en el seno de la pareja. El segundo es el de mejorar la transparencia y comunicación entre los miembros de la misma. El tercero, por su parte, es el de incentivar el deseo. Sin duda, un club de intercambio de pareja puede ser un lugar ideal para estimular la libido e inyectar a ésta nuevas fuerzas gracias a las altas dosis de morbo y de tentación que pueden ser experimentadas en estos locales de los que muchas personas hablan sin saber del todo bien a qué se refieren al hacerlo.

Las normas del universo swinger

Un club de intercambio es, al revés de lo que muchas personas pueden llegar a pensar, un lugar en el que imperan unas normas muy estrictas. Las parejas (y, por tanto, las personas) pueden disfrutar en ellos de una absoluta libertad. Pero para que esa libertad sea cierta y pueda expresarse completamente es necesario que esté delimitada y, al tiempo, protegida, por unas normas inquebrantables.

La principal de las normas inquebrantables que rigen un club swinger es la de la discreción. Los locales de intercambio de pareja acostumbran a ser, externamente, fiel reflejo de la discreción que debe imperar en su interior. Parafraseando una frase que hizo fortuna en el cine, lo que pasa en un club swinger queda en ese club.

Junto a la de la obligatoria discreción hay otras dos normas que deben ser absolutamente respetadas en un club de intercambio de parejas y que se resumen en dos conceptos: respeto e higiene. La forma más clara de expresar ese respeto hacia el otro es respetando su voluntad sexual. Si él y su pareja no quieren intercambiarse con nosotros y la nuestra eso hay que aceptarlo sin discusión alguna. El no, en cuestiones de sexo, y, por supuesto, también dentro del ámbito de un club de intercambio, siempre es un no. Sin matices.

No hay norma escrita que obligue a nadie a mantener relaciones sexuales con nadie una vez que se haya traspasado la puerta de un club de intercambio. El sexo siempre será una oportunidad, qué duda cabe, pero nunca deberá ser una obligación. El club swinger, de hecho, puede ser un lugar ideal para tomar una copa. Dentro del ámbito del club, una pareja puede sentir el subidón del morbo, esa excitación mezcla de nerviosismo y tentación que puede derivarse del saber que la oportunidad de vivir una experiencia diferente y marcadamente sexual está ahí al alcance de la mano.

Swingers

Independientemente del tipo de club de intercambio de pareja que se visite (los clubs swinger pueden ser on premise, es decir, con posibilidad de mantener relaciones sexuales dentro del propio local, y off premise, clubs en los que las parejas solo contactan para mantener después, si lo desean, la relación sexual en otro lugar), todo club swinger dispone de un lugar, que suele estar a la entrada y que suele tener más luz que el resto del local, para que las parejas hablen, se conozcan y comprueben si hay afinidades entre ellas o, dicho de otra manera, si el deseo sexual mutuo cuaja hasta el punto de que las dos parejas deseen ir un poco más allá en su conocimiento carnal.

Si ese deseo de conocimiento llega más allá debe hacerlo siempre obedeciendo otras dos normas de obligado cumplimiento dentro del universo swinger. La primera dice que nadie tiene derecho a romper una relación. La segunda, que el sexo que se mantenga dentro del ámbito de la relación de pareja debe ser, siempre, sexo seguro. Para salvaguardar este segundo punto, los clubs de intercambio acostumbran a vetar su entrada a aquellas personas que dan muestras evidentes de embriaguez o de haber consumido cualquier tipo de droga. Las personas borrachas o drogadas, por decirlo claramente, no proporcionan las garantías necesarias para practicar sexo seguro. Del mismo modo, éste tampoco puede ser concebido en un ambiente claramente promiscuo como es el del club de intercambio sin que participe en él el tanta veces alabado preservativo. El condón es el método ideal para preservarnos del contagio de algún tipo de enfermedad de transmisión sexual o ETS y, por tanto, nuestro mejor amigo cuando nos disponemos a vivir una experiencia sexual completa en un club de intercambio de pareja.

Ambientes para todos los gustos

Como hemos indicado anteriormente, hay clubs de intercambio de mucho tipo. La diferenciación más clara entre ellos es la ya indicada entre los clubs swinger on premise y los clubs swinger off premise). Pero seguramente encontraríamos, basándonos en la exclusividad de los mismos, muchas más. No todos tienen jacuzzi, sauna o piscina, pero algunos sí lo tienen. Y la mayoría suele organizar, en fechas concretas, fiestas temáticas.

Dentro de ellos, además, existen zonas con diversos niveles de privacidad. Adentrarse más o menos en ellas dependerá de la voluntad de cada pareja en cuestión y del tipo de vivencia swinger que dicha pareja haya decidido vivir. Y es que las experiencias del cambio de pareja pueden ser muy diferentes. Las hay que pueden buscar la de contemplar a otra pareja mientras ésta practica sexo y las hay que gustan de practicar sexo delante de otras parejas o de, en su caso, participar en sesiones de sexo en grupo. Las hay partidarias del soft swing y las hay que buscan vivir una experiencia que tenga mucho más que ver con el full swap. Las primeras buscarán besarse, acariciarse o practicar sexo oral con una persona ajena a la pareja. Las segundas, mantener relaciones completas con penetración sexual con una persona ajena a la pareja.

Sin duda, hay clubs de intercambio de pareja para todos los gustos. La clave está, una vez que se ha decidido acudir a uno, en encontrar el que se adapte a nuestros gustos.

Intercambio de parejas